01/09/2023
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Este indicador de riesgo hace referencia a la cuenta corriente Online.
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Estudiar más y mejor en menos tiempo. Este es el objetivo de cualquier estudiante, sea un opositor, un alumno universitario, de bachillerato o de cualquier otro tipo. Pero ¿cómo conseguirlo? Estamos seguros de que, si has llegado hasta aquí, esta es la pregunta que te ronda la cabeza. Es normal, sobre todo, si combinas tus estudios con un trabajo o tienes obligaciones familiares de cualquier tipo.
Pues bien, la solución pasa por diseñar un plan de estudio semanal de antemano según tus necesidades. Algo que no te llevará más de 30 minutos y que te permitirá exprimir de la mejor manera tu tiempo. Presta atención, ya que aquí te explicaremos detalladamente cómo hacerlo.
¿Qué es un planning de estudio?
Un plan de estudio es un recurso muy útil para cualquier estudiante. En concreto, se trata de un documento a través del cual se programan y organizan las tareas que un alumno debe realizar a lo largo de los siguientes días.
En este sentido, los expertos recomiendan realizar, siempre que sea posible, planes de estudio semanales de lunes a domingo. Esto se debe, fundamentalmente, a que los calendarios académicos de la mayoría de los centros educativos se organizan en función de esta unidad de tiempo.
¿Por qué es importante contar con un calendario de estudio?
El objetivo principal de cualquier plan de estudios es hacer que el alumno desarrolle una rutina y unos hábitos de estudio constantes que le permitan llevar a cabo sus tareas dentro del tiempo que tiene disponible en su día a día.
Sin embargo, ofrece otras muchas ventajas, como, por ejemplo:
- Mejor organización del tiempo. Esto es algo que, a su vez, se traduce en una técnica de estudio más efectiva. Gracias a tu plan de estudio, sabrás por adelantado cuánto tiempo vas a dedicar a “clavar los codos” y cuánto a otras tareas.
- Mayor rendimiento. Si sabes exactamente lo que tienes que hacer antes de acabar la jornada, porque lo has planificado por adelantado, te concienciarás y querrás acabar cuanto antes, aunque sin descuidar los resultados.
- Mejorar la concentración para estudiar. Saber y asumir lo que tienes que hacer te permitirá también hacerte a la idea de que necesitas dedicar el tiempo al estudio que has planificado. Así esas horas te resultarán más provechosas.
- Te sentirás menos fatigado en épocas de alta carga de trabajo. Especialmente, en los períodos de exámenes. Además, esto reducirá el riesgo de que sufras ataques de pánico que te lleven a no presentarte a la prueba o a quedarte bloqueado en mitad de ella.
- Además, al optimizar mejor la gestión de tu tiempo, no tardarás en darte cuenta de que acaban sobrándote horas para realizar actividades prácticas y repasos. La diferencia en el rendimiento entre quienes planifican su semana de estudio y los que no es muy notable.
¿Cómo debe ser un buen plan de estudio?
En primer lugar, tenemos que hablar del formato visual de tu plan de estudio, que debe contar con 7 espacios, uno para cada día de la semana. En este sentido, hay dos elementos que no pueden faltar: el nombre del día, que situarás en la parte superior, y la hora, que deberás ubicar en el margen izquierdo.
Además, es recomendable que identifiques cada apartado con un color diferente, ya que la memoria trabaja mejor a partir de recursos gráficos y visuales. Cuando lo tengas, imprímelo y ponlo en un lugar en el que siempre vayas a tenerlo a la vista. Por ejemplo, en la cara interior de la portada de tu carpeta.
¿Cómo hacer un plan de estudios semanal?
Llega el momento de elaborar tu planning de estudios semanal. Recuerda que el diseño de la plantilla solo tendrás que hacerlo una vez.
Fija los objetivos en función del planning de exámenes
Todos los alumnos saben, con mayor o menor precisión, cuándo van a examinarse antes de preparar un examen. Por ejemplo, los opositores conocen el mes y el año en el que realizarán la prueba de acceso al funcionariado público, mientras que los universitarios tienen claro que los períodos de exámenes se celebran entre finales de enero y febrero y en junio.
Con estas fechas en mente, debes analizar el temario de cada asignatura. Al fin y al cabo, no todas entrañan la misma complejidad ni cuentan con la misma extensión. También has de analizar cuánto tiempo te lleva estudiar cada tema. Factores como tu facilidad de distracción o el tiempo que hace que no te enfrentas a una carpeta llena de apuntes condicionarán este punto.
Cuando tengas claras todas estas cuestiones, será el momento de plantear tus objetivos de estudio, que deben ser lo más concretos y medibles posible. Fijar metas a corto plazo, como es el caso de una semana, te ayudará a mantenerte motivado.
Contempla el tiempo total del que dispones para estudiar
No es lo mismo un alumno dedicado por completo al estudio que otro que compagina su actividad académica con un trabajo o el cuidado de otras personas. En este segundo caso, la cantidad de tiempo disponible para estudiar es menor y, por tanto, resulta más urgente aprovechar al máximo cada hora. Imaginemos a alguien que tiene un trabajo a media jornada (de 8:00 a 13:00 horas) y un hijo en edad de ir al colegio. En este caso, deberá aprovechar la tarde (de 16:00 a 20:00 horas, por ejemplo) y los fines de semana, para lo cual será indispensable el apoyo de su pareja y familia.
Por eso, es de vital importancia marcarse unos objetivos realistas si no quieres caer en la desmotivación.
Prevé los períodos de vacaciones y la forma en la que van a afectar a tu rutina. Nos referimos, sobre todo, a la Semana Santa, la Navidad y el verano. Además, son períodos en los que los niños no van a la escuela, lo que puede influir notablemente en tu rendimiento.
Tómalo como una carrera de fondo. Las primeras semanas deben estar dedicadas al aprendizaje de nuevos temas. En las intermedias tendrás que intercalar los nuevos con el repaso de los ya aprendidos, mientras que los últimos días deberás dedicarlos solo a repasar.
Mantén la intensidad estable. Pasar las semanas previas al examen sacando tiempo de donde no lo hay puede ser contraproducente. No debes llegar al examen sobrecargado ni demasiado cansado.
Establece un horario para el estudio y el tiempo que dedicarás a cada bloque
Llegado a este punto, ya sabes perfectamente qué horas vas a dedicar cada día al estudio. Se trata de un tiempo en el que, salvo causa de fuerza mayor, tendrás que ponerte frente a los libros. La disciplina es clave para alcanzar tus metas.
Nuestro consejo es que empieces siempre con la teoría. Por ejemplo, si tienes 4 horas para estudiar cada día, dedica las 3 primeras a “empollar” los temas (1 hora por cada uno). Después, la última hora es mejor destinarla a hacer los ejercicios prácticos, si los hay.
Ahora bien, el descanso es importante. Una parada de 5 minutos cada hora puede hacerte rendir mucho más. Descansarás la vista, cambiarás de postura y evitarás molestias físicas que mermen tu rendimiento en el futuro.
Revisa y renueva el calendario semanalmente
Ya tienes elaborado tu plan de estudio semanal. Sin embargo, la cosa no acaba ahí. Cada semana tendrás que revisarlo en función de las nuevas necesidades que te hayan podido surgir.
Por ejemplo, es posible que el profesor de una asignatura te haya mandado un trabajo por sorpresa. O, por el contrario, que hayas descubierto que un tema que pensabas que era muy complicado te ha costado menos esfuerzo.
Herramientas para crear tu plan de estudio
Varias herramientas del paquete Microsoft Office pueden serte útiles para elaborar tu plan de estudio semanal. De hecho, tanto Microsoft Word como Microsoft Excel te permitirán crear tablas y gráficos muy útiles al respecto.
Otra buena opción la ofrece Google Calendar, la cual aparecerá en tu dispositivo con el nombre “Calendario”. El único requisito para poder usar esta aplicación es contar con una cuenta de correo electrónico en Gmail. Apple también tiene su propia herramienta de similares características.
ExamTime, CmapTool o Trello son aplicaciones específicas que también te permitirán diseñar tu propio plan de estudio. Otra alternativa pasa por descargar una plantilla de internet que se ajuste a tus necesidades e imprimirla para rellenarla a mano.
Dicho esto, queda claro que un plan de estudio semanal es una herramienta indispensable en tu rutina diaria. Gracias a él, sentirás que aprovechas mejor tu tiempo y que tu rendimiento crece de manera notable. ¿A qué esperas para elaborar el tuyo propio?